"Aquellos seres sufrientes habían visto cómo el fuego destruía cuantas pruebas pudiera haber de su existencia como seres humanos. Sus ojos habían visto que las relaciones humanas, los amores, los odios, la razón, el derecho a la propiedad, todo se convertía en llamas. Y en aquel momento no lucharon contra las llamas, sino que lucharon contra las relaciones humanas, contra los amores y los odios, contra la razón, contra el derecho de propiedad. En aquel momento, al igual que la tripulación de un buque que se hunde, se hallaron en una situación en que estaba permitido matar a una persona para salvar a otra. El hombre que murió intentando salvar a la mujer que amaba no fue muerto por las llamas, sino por su amada. Y fue el hijo, y sólo el hijo, el que asesinó a su madre, cuando intentó salvarlo. Las circunstancias en las que se encontraron y contra las que lucharon -circunstancias de una vida a cambio de una vida- probablemente fueron las circunstancias más elementales y más universales en que la humanidad puede hallarse."
Yukio Mishima, "Confesiones de una máscara", 1948. (Traducción de Andrés Bosch)
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