04 noviembre 2010

Objetos agónicos.


Ícaro Zorbar usa tecnología sonora obsoleta para construir con ella “actos objetuales” cargados de drama. Un trío de tocadiscos abrazados cantan un bolero a tres púas, un casete se desangra en su último hilo de voz, doce cajitas de música cantan y bailan desnudas, como ballet de lisiados, sobre un altavoz devenido escenario.
Hay latencia en esos cuerpos, voces de familia, ruido de ambientes conocidos: genealogía de objetos que nos parieron, nos amaron, nos oyeron y, de pronto, se van. Zorbar recoje esa queja y la hace resonar a través de los hijos nuevos.