10 diciembre 2010

El cognitariado en la Argentina.

Para La Comunidad Inconfesable, Nº 20.

Según Franco Bifo Berardi nos encontramos frente a una nueva clase social, el proletariado del conocimiento o ‘cognitariado’. Trabajadores inmateriales que sufren en carne propia la explotación laboral y los abusos de la net-economía. En Argentina, un fenómeno muy particular vincula pasado y presente: dos blogs dedicados a arengar por un software “libre, justo y soberano”, reviviendo a dos figuras políticas argentinas emblemáticas, asociadas a la lucha por el bienestar del proletariado. Ironía, militancia, humor, compromiso bloggero y mensaje social resumidos en dos frases cantables: Ubuntu es peronista y Eva, linuxera.

Enlaces sugeridos:

http://ubuntuperonista.blogspot.com/

http://www.evitalinuxera.com.ar/


04 noviembre 2010

Objetos agónicos.


Ícaro Zorbar usa tecnología sonora obsoleta para construir con ella “actos objetuales” cargados de drama. Un trío de tocadiscos abrazados cantan un bolero a tres púas, un casete se desangra en su último hilo de voz, doce cajitas de música cantan y bailan desnudas, como ballet de lisiados, sobre un altavoz devenido escenario.
Hay latencia en esos cuerpos, voces de familia, ruido de ambientes conocidos: genealogía de objetos que nos parieron, nos amaron, nos oyeron y, de pronto, se van. Zorbar recoje esa queja y la hace resonar a través de los hijos nuevos.






19 octubre 2010

La pérdida incontenible. Secreto (secreción y segregación).


(acabo de encontrar este escrito entre mis archivos. Tiene años, me costó recordar la situación en la que lo escribí. Me dieron ganas de ponerlo aquí, así, descontextualizado y solo, secretando.)

***

secretar.
(Del lat. secrētum, supino de secernĕre, segregar).
1. tr. Biol. Dicho de una glándula: Despedir materias elaboradas por ella y que el organismo utiliza en el ejercicio de alguna función.

segregar.
(Del lat. segregāre).
1. tr. Separar o apartar algo de otra u otras cosas.

secreto.
(Del lat. secrētum).
1. m. Cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta.


Pérdida incontenible. Vergüenza por la pérdida. Colección de los restos.

Hoy secreto mis silencios por todos los poros. Mentira. Los oculto, porque temo la vergüenza de verme por dentro. Me visto. Salgo a la calle. Te miro como quien mira a un perro, de lado, sin decir nada. Me callo no sé qué. No hay nada para decir, pero algo corre por un costado y hay que evitar mirarlo. Y nombrarlo. Ni hablar. Mejor buenas noches.

Hay algo que sólo las miradas pueden conseguir. Hay muchas cosas, pero me refiero a ésta: unos ojos ejercen una presión tan inmediata y potente sobre los de otro que son capaces de obligarlo a desviar su mirada casi mecánicamente y con gravedad. Con gravedad, quiero decir, con peso, con el propio peso de la materia. La mirada opuesta huirá por lo bajo, se escabullirá con un movimiento esquivo, huidizo. La Tierra es un punto de atracción, estamos pegados a ella, pero la mirada tiene sus alas, podría huir por donde quisiera con cierta facilidad. Sin embargo elije por abajo. Muchas veces.

El poder de dos miradas enfrentadas es difícil de sostener (cuesta hasta frente al espejo).

¿Por qué huir por lo bajo? ¿Es más fácil? ¿Por qué cuesta tanto  *s a l t a r *  al otro, aunque sea con la mirada? ¿Por qué el instinto indica: arrástrate, repta, prueba por abajo? ¿Será que el salto enfrenta con el vacío, y en cambio el reptar con la seguridad de estar con los pies (al menos) sobre la tierra? No me gusta que me ardan los codos, pero evidentemente prefiero eso que un tobillo quebrado en el aterrizaje.

Hoy colecciono restos. Sólo por esta noche. No quiero acumular. Soy coleccionista, pero ya no de desechos, sino de deshechos. Esta Penélope que desteje por la noche no quiere volver a empezar con el mismo punto. ¿Por qué el deconstruir contiene como afirmación tácita el construir? ¿Y si tiro las piezas por el inodoro? ¿Y si soplo y que se las lleve el viento? ¿Eso sería destruir? ¿Y si sigo exactamente los pasos inversos de la construcción? Please, rewind.

Tus secretos te escurren por los zapatos. Los míos seguro que también. Nos evitamos. Mejor, ¿no? La verdad es que hoy no quiero conocer los tuyos. Ni los míos.

A oídos sordos, palabras necias.

06 octubre 2010

La intimidad individual, so old fashioned!

 Para La Comunidad Inconfesable, Nº18.

No hay que distraerse: El problema principal con las políticas de privacidad en Facebook no es el de la intimidad individual: es el del valor de uso de la subjetividad productiva. Y no la subjetividad productiva singular -la de cada individuo entre millones y millones de usuarios- sino justamente el valor de uso de la masa, de esa gran marea de subjetividad como fuerza de trabajo, de esa potencia afectiva colectiva como una inmensa ola que es encauzada, acanalada y reciclada por el modelo camaleónico de la economía política capitalista del siglo XXI.

El último sonaba a Toquinho.



Por la ventana veo a un hombre que acarrea tierra y tapa con ella los pozos –enormes- que tiene el asfalto aquí, en un cerro de Valparaíso. Es su oficio. Pide a cambio monedas a taxistas y conductores de autobús. Mientras él trabaja con el esmero de quien no viera cómo su tarea se destruye con el paso de los coches, yo intento encontrar algún tópico relacionado con nuevas tecnologías. Hoy no.
Pasa otro repartidor de gas haciendo música con las garrafas. Y otro.
Tecno(re)adaptados al medio. No puedo pensar en nada más.



08 julio 2010

Medio miedo




Los teleinformativos intimidan: utilizan un clima, una escenografía, un tono de voz, una selección de palabras que ya asociamos directamente con malas noticias. Tenemos un paquete emocional asegurado si queremos saber qué pasa más allá de la ventana.
Con los medios escritos la cosa es similar, y las versiones online de los periódicos suman a esas herramientas de comunicación las que ofrece el formato digital. El resultado, se sabe, es contundente. El artista Constant Dullaart resume con sencillez e ironía este stress informativo cotidiano, manipulando la página web de la BBC para su pieza The Nervous News.


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30 junio 2010

Presa de mi presa (cavilaciones de biblioteca)

Creo que, poco a poco, voy conociendo más en detalle mis propios procesos. Tengo la sensación de que me voy dejando huellas a mí misma; que, a lo Hansel y Gretel, voy andando y dejando migas, piedras, señales, para luego desandar el camino (de forma errática o prevista, según el día, la hora y el clima) y recogerlas, y encontrar que hay en ellas una hermandad, que las habita un algo común, y que eso es la clave de lo que me persigue. Es un extraño circuito el que transito: persigo secretamente algo que secretamente me persigue. Nos encontramos de frente, nos damos la espalda, invertimos roles para poder sentirnos víctima y victimario a la vez, acechante y acechado, sujeto y objeto. Nos cambiamos de roles para conocernos más, y nos seguimos mirando como a extraños.
A veces, cuando creo que no voy hacia ningún lado, que no llegaré nunca a sujetar mi objeto -o a objetar mi sujeto, que es casi lo mismo desde aquí-, siento que no hay nada, que persigo el vacío y que todo esto es un complejo autoengaño que intento justificar ante el mundo.
Otras veces, más optimista, creo que sí, que está. Que me mira, que me seduce, que se esconde y me asusta apareciendo por ahí disfrazado de señas mías, de huellas, de migajas de pan que voy tirando casi sin darme cuenta para después recogerlas, mirarlas con otros ojos y guardarlas por ahí.
Creo que voy a acabar hablando con él, tenemos que negociar. Ni su aparente quietud de objeto, ni mi aparente movilidad sujeta me desaniman. Creo que existe, estoy casi segura, pero para probármelo necesito que hable conmigo, que hablemos. Si lo consigo, el resto está hecho.

06 junio 2010

Interacciones, colaboraciones, trans-acciones con Daniel Silvo.



Conocí a Daniel en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Lo contacté por Facebook y quedamos en encontrarnos allí para que me mostrara la residencia. 

Cuando llegué paseamos un poco por el parquecito y charlamos un rato mientras yo fumaba en uno de los bancos. Habíamos intercambiado un par de emails previamente, pero ahí en ese banco hablamos por primera vez de lo que cada uno estaba haciendo. Yo le conté de mi proyecto de investigación, y entablamos una linda charla sobre la idea de transacción y la economía en las relaciones humanas. Luego él me contó de sus origamis con billetes. Me contó que quería distribuir unos instructivos en la calle, para que cualquier hijo de vecino pueda hacer su origami en la cola del banco o en la parada del autobus. Me gustó la imagen. Le hablé de Gustavo Romano y su comercio con el tiempo, le hablé también de Estanislao Florido y su insectario de billetes de metro.



También le pedí que me hiciera uno le dí un billete de 10 euros. Lo convirtió en un hermoso pavo real. Llegué a Valencia con el pavo real guardado en mi billetera, y cuando me tocó ir a ejercer el valioso oficio de camarera a la cafetería de los cines Babel me lo llevé y le hice fotos posando en la caja registradora y en los platitos espejados donde llevamos la cuenta a las mesas.

Se las mandé a Daniel con un email en el que le agradecía su amabilidad ese día en Madrid, y él me contestó entusiasmado: le habían gustado las fotos y me preguntaba si podía usarlas para un libro que estaba armando, o algo así. Por supuesto que sí, para eso las saqué -le dije-, por si te servían.

También me dijo: ¡Cómo hiciste para acceder a una caja registradora!


Fácil, basta ser camarera y se tiene acceso directo al capital de los clientes y al del propietario. Sí, sí, otro servicio de mensajería, diría Serres -y yo repetiría hasta verlo reflejado en el mundo entero.

Ese día en el banco de la residencia hablamos de los favores y las retribuciones, de las transacciones afectivas, simbólicas, materiales e inmateriales, y de cómo siempre cuando hay algo que va también hay algo que viene, de la índole que sea. Y los dos sonreímos.




Exilio 2.0



-23/05/2010: Mark Zuckerberg asume “errores” en la política de privacidad de Facebook.

-24/05/2010. Diáspora* recauda $184.683 en donaciones, multiplicando por veinte el monto necesario para iniciar el proyecto en septiembre.

Diaspora* es la red social descentralizada y de código abierto que pretenden construir estos cuatro jóvenes neoyorkinos con apellidos y rasgos de orígenes bien diversos. Uno de ellos es Maxwell Salzberg. No se confunda, no es el alterego de Zuckerberg.

¿Llegaremos a ser parte de esta diáspora? ¿Habrán exiliados políticos de Facebook?

Todo indica que una nueva corriente migratoria está por comenzar.



Diaspora: Personally Controlled, Do-It-All, Distributed Open-Source Social Network from daniel grippi on Vimeo.

02 mayo 2010

Ésta no es mi voz.




“¿Cómo liberarse de la dimensión aterradora de la voz?”. Chatroulette: webcams de todo el mundo interconectadas por medio del azar. Si te interesa lo que ves y quieres seguir mirando deberás mostrar algo atractivo; si no, pues “Next”. Voyeur-exhibicionismo live. Tan simple y potente como eso. Pero en esta fiebre de webcams intrusivas hay un límite extraño: nadie usa la voz. En chatroulette la gente se masturba, se disfraza, simula suicidios, hace el ridículo, muestra su cuerpo con obscenidad, pero para hablarse sólo escriben. Usar la voz ya sería demasiado.

Enlaces sugeridos:

http://chatroulette.com 

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Hasta aquí las 99 palabras para La Comunidad Inconfesable, pero el tema necesita más palabras. Un día de estos me pongo a darle más vueltas.
Por ahora dejo, para acompañar el texto, una pequeña pero pasmosa selección de imágenes subidas por usuarios a http://www.fromchatroulette.com/
Enjoy it!





18 abril 2010

La eterna puja de nada.


“Una herramienta para engañar y sacrificar”, del artista Caleb Larsen, es una pieza física con presencia online: una caja negra que se subasta a sí misma en ebay. Tú haces tu oferta, la compras, te la llevas a casa, la conectas a internet y la muy perversa se pone nuevamente en puja, y se la llevan, y así por siempre. Si no la conectas no es ella, y si la conectas se ofrece a otros y su precio crece.
Ya sabes, si quieres conservarla tendrás que seguir pagando el precio de la seducción.

24 marzo 2010

¿Hormigas? ¿Hormigas verdes? ¿soñando aquí?


Cómo no pensar en Potosí y sentir un poquito de náuseas, con las gafas de 3D puestas, mientras bichos fluorescentes y preciosos te vuelan a la cara, y la esbelta “new-pocahontas” y el marine minusválido se enamoran. 





Por esas cosas del destino, el lunes no trabajé y me fui al cine a ver Avatar, mi primer película en 3D (sí, con 32 añitos no había visto nunca nada en 3D). Me fui a los cines Lyz, y pagué nueve euros (auch) por la experiencia de gafitas mágicas. Me volví a mi casa montada en mi monstruo celeste, volador intergaláctico. 

El martes, por esas cosas del destino, decidí, como colofón de las tareas cumplidas en el día, ir a la Filmoteca. Pagué un euro y entré a ver “Donde sueñan las verdes hormigas”, de Werner Herzog. Sí, ambas pelis tienen la misma temática: minería, exotismo, explotación de la naturaleza... Me hizo sonreír que los temas fueran tan cercanos y la experiencia tan opuesta.




La cinta que proyectaban en la filmoteca parecía haber pasado por la lavadora, estaba destrozada, llena de esos defectos que no dejan de tener su encanto: arañitas, salto en la imagen, ruido blanco, líneas, viraje en los tonos y demás. La imagen seducía como en Avatar, pero por las razones más opuestas. Estaba bellamente deteriorada! Una ruina de 26 años. Totalmente vintage. Bueno, vuelvo al tema.

El tema es, como ya dije, que dos películas tan opuestas estén tratando un mismo tema, un tema tan delicado como ese. Me puse a hacer una lista mental de los puntos en común que les encontraba:

      Ambas tocan la temática de las invasiones y las colonias: Avatar de forma burda e indirecta, Donde sueñan las verdes hormigas lo hace clara y directamente, mencionando la presencia forzada de los ingleses en Australia en varios momentos.
      Ambas ironizan sobre la relación estúpida del hombre occidental con la naturaleza.

      Ambas colocan los bandos de “occidental predador” y “exótico ecologista” en la trama.

      Ambas plantean los absurdos intentos de negociación entre las dos cosmovisiones.


      Ambas tienen un personaje central, que duda, que se conmueve y que cruza la línea constantemente.


      En ambas aparece también la figura del misionero: aquel encargado de enseñar la lengua universal (que en ambos casos es el inglés, obviamente), la cosmovisión y las costumbres a los nativitos tan necesitados de esa intromisión. Y en ambas aparece junto al argumento de “intentar negociar por las buenas”.


      Ambas tienen también la figura de la ciencia, positiva, objetiva y siempre con una buena intención inicial: antropólogos, biólogos, geólogos son de la partida.

      Ambas tienen a un mineral como eje del problema: En Donde sueñan... es el uranio; en Avatar el inobtenible Unobtainium.

Se podría seguir, pero lo dejo aquí. Y de la lista de diferencias mejor ni ocuparse porque no pretendo ponerme a destrozar Avatar ni a ensalsar a Herzog (una tarea por demás innecesaria), sino más bien atar algunos cabos que me quedaron sueltos anoche, cuando volvía a casa en mi monstruo celeste, ahora mucho menos intergaláctico que la noche anterior.

Y entonces metemos el vector Potosí y obtenemos de ahí un triángulo. Tres épocas, tres historias, tres estéticas, tres dispositivos, tres eras: Siglo XXI, Siglo XX, Siglo XVI. Tres Unobtainium diferentes. Tres versiones del misionero –una especie, por cierto, que parece ir mutando lo mínimo necesario a lo largo de los siglos como para hacerse inextinguible de la faz de la tierra y alrededores. Tres estilos similares de “por la razón o por la fuerza”. Tres tristes tigres trigando en un mismo trigal.

“...fue en las calles y en las minas del Potosí donde habían tomado contacto con los grados más altos y perversos de la explotación humana admitida en estos términos por uno de los principales responsables de la masacre, el Virrey Conde de Lemus: “Las piedras de Potosí y sus minerales están bañadas en sangre de indios y si se exprimiera el dinero que de ellos se saca había de brotar más sangre que plata.”[1] Allí también se habían enterado de una epopeya sepultada por la historia oficial del virreinato: la gran rebelión tupamarista. Fueron los indios los que les hicieron saber que hubo un breve tiempo de dignidad y justicia y que guardaban aquellos recuerdos como un tesoro, como una herencia que debían transmitir de padres a hijos para que nadie olvidara lo que los mandones soñaban que nunca había ocurrido.”


El mensaje de Avatar podríamos concentrarlo en: “Ya destruimos Potosí, estamos destrozando el Congo, ya reventamos miles de culturas y nos estamos cargando cuanto espacio verde nos queda por ahí... entonces, por favor ¡que no se extinga Disneyworld!”.




Detalles memorables de las dos pelis:

- Avatar: Cuando el Capitán malo conoce al marine minusválido recién llegadito a Pandora y le dice algo así como: “Esto no es como Venezuela. Es peor.” (¡¡¡Qué casualidad que justo se caiga Venezuela de la boca de un militar yankee en el año 2154!!!)


- Donde sueñan... : Cuando el antropólogo, aislado en el páramo por estar harto de los estragos de los blancos sobre las tribus locales, le grita al geólogo algo así como: “¡es que tu civilización no para de destruir el mundo, y no se da cuenta de que se está destruyendo a sí misma!” y el geólogo le contesta: “eso ya me lo enseñaron en la universidad”.

- Avatar: durante los 2:20 min del trailer de la peli, las dos únicas palabras que se escuchan son: “¡es genial!”.


- Donde sueñan...: Los gritos del minero, a 20 cm. de la cara del anciano de la tribu: “¿HORMIGAS? ¿¿HORMIGAS VERDES?? ¿¿¿SOÑANDO AQUÍ???”. Memoraaaable.



[1] El Conde de Lemus a Su Majestad, en Contrarréplica a Victorian de Villava; en Ricardo Levene, Ensayo histórico sobre la Revolución de Mayo y Mariano Moreno, Apéndice, Buenos Aires, Peuser, 1960.

17 febrero 2010

Un libro de castillos


Yo también quiero un libro de castillos, pero uno de castillos de cristal, como esos de los que soy dueña y arquitecta. Me parece que el cristal es de esas cosas que están hechas para ser rotas, y quizá allí radica su belleza, sólo habrá que ir tratando de correrse justo a tiempo del derrumbe, y así verlo caer pero no salir demasiado herido. Suena fácil.
Se acostumbra uno a los terremotos? Se hacen vicio los terremotos? O es que uno los atrae, o los fuerza, o los provoca?
Me duele el pecho, tengo un sismógrafo ahí. Sí, quizás se hacen vicio, uno quiere dejarlos pero esa quietud previa al cataclismo, ese vacío sonoro, esa luna con aureolas, los aullidos de perro y el hormigueo fervoroso, todo eso, todo eso es irresistible.

13 febrero 2010

CIEL voyage




En la plaza El-Hedim, de Meknès.

Enero de 2010.

09 febrero 2010

Error 404. Pecado no encontrado.

Para: La comunidad inconfesable, Nº11.


Según la Iglesia Católica, todos nacemos con el virus del pecado original: “Es un pecado «contraído», no «cometido» por nosotros; es una condición de nacimiento y no un acto personal. A causa de la unidad de origen de todos los hombres, el pecado original se transmite a los descendientes de Adán con la misma naturaleza humana, «no por imitación sino por propagación». Esta transmisión es un misterio que no podemos comprender plenamente”*. Sorry, we couldn’t find the original sin. You may have followed a bad link.


*Catecismo de la Iglesia Católica, nº 404.

-->Ver en Google: Pecado Original 404<--

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16 enero 2010

¿Un TAGmuseum?

Para: La Comunidad Inconfesable, Nº 10.


Hace más de un año que la TAGallery de CONT3XT.NET dejó de inaugurar exhibiciones. Sin embargo, su depósito de enlaces en Delicious sigue creciendo mes a mes, y recorrerlo es quizás más emocionante que visitar las exhibiciones. Román de la Calle piensa que “el crítico debería jugar a ser director de su propio museo mental”, y el repositorio en Delicious de la TAGallery, justamente, parece los almacenes del museo mental del trío CONT3XT.NET. Pasearse por los anaqueles de tags, ir a lugares recónditos y alucinantes y ponernos, sin darnos cuenta, a curar nuestra propia muestra.

Enlaces relacionados:http://delicious.com/TAGallery


Publicado en La araña. Enero 2010