Esos sitios, junto con Nietzsche en castellano (la vieja y querida nietzscheana.com.ar) fueron montados, sostenidos y actualizados durante casi diez años por Horacio Potel, la persona que hoy se enfrenta a la acción judicial iniciada por la CÁMARA ARGENTINA DEL LIBRO.
Horacio Potel, dolido por la pérdida de tantos años de trabajo en la difusión de filosofía en la red en forma gratuita y libre, recuerda esta frase de Derrida: «La bibliocultura seguirá haciendo la competencia, todavía durante un cierto tiempo, a muchas otras formas de publicación que se sustraen a las formas heredadas de la autorización, de la autentificación, del control, de la habilitación, de la selección, de la sanción, incluso de mil otras formas de censura».
Acabo de venir de tribunales, donde me notificaron que las páginas http://www.jacquesderrida.
¡Por suerte Nietzsche se murió hacen más de cien años! Suena a chiste negro pero, si no me equivoco, la ley de derechos de autor dice que pasados cien años los productos culturales se hacen patrimonio de la humanidad (o cosa similar) liberando su uso.
Los chicos de The Pirate Bay van bien encaminados, ya que redujeron a la mitad las acusaciones, sosteniendo argumentos más que válidos, pero, en los mismísimos días en que esto ocurre, desaparecen esos fantásticos archivos que nos ofrecían textos en castellano de (y sobre) estos grandes pensadores.
Sin duda ambos hechos son históricos para el desarrollo de nuevas formas de contemplar la distribución del conocimiento. Pero que en el mismo acto se celebre un nacimiento y se lamente una desaparición es demasiado. Niezscheana.com.ar y heideggeriana.com.ar me ofrecieron allá por 2000, textos que aún hoy me aparecen en lo que pienso y escribo. ¡Si ese fondo oscuro con letras de colores me recuerda a cuando escribía la tesina!
