07 febrero 2009

Lucas recuerda las tendencias masoquistas de la humanidad. 14:31

(esta vez, de nuevo, sobre masoquismo, espera y amor)


Lucas recuerda las tendencias masoquistas de la humanidad. 14:31
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Guadalupe Aguiar Masuelli comentó a las 14:49, el 06 de febrero

"En la transferencia, se espera siempre -en lo del médico, el profesor, el analista. Más aún: si espero frente a la ventanilla de un banco, en la partida de un avión, establezco enseguida un vínculo agresivo con el empleado, con la azafata, cuya indiferencia descubre e irrita mi sujeción; de modo que se puede decir que, en dondequiera que haya espera, hay transferencia: dependo de una presencia que se divide y pone tiempo a su darse; como si se tratase de hacer decaer mi deseo, de agotar mi necesidad. Hacer esperar: prerrogativa constante de todo poder, 'pasatiempo milenario de toda humanidad'."
R. B. p. 126.

Perdón, es que tengo el libro sobre el escritorio!
:)


Lucas Sallovitz comentó a las 15:32, el 06 de febrero
ok, la espera es más compleja que mero sometimiento, yo me refería solo al ejemplo del mandarín, si acepto que puede funcionar como comunicación, lo que no voy a creer nunca es que esperar es una virtud, la paciencia puede ser, pero no la predispocisión a esperar por contexto o por costumbre o por que si.

casi toda la gente que me cae bien detesta hacer cola, pero no se queda en eso, sino que activamente toma la determinación de no participar del proceso, por ejemplo, siguiendo de largo y retornando en otro momento.


Gustavo Muller comentó a las 15:45, el 06 de febrero
O buscando que hacer en esos tiempos aparentemente muertos. :-). leer algo, drogarce, llamar a la vieja haber como anda, terminar todos los juegos del celu,meditar sobre el universo, etc. Yo cuando espero en el doc asumo y ya voy mentalizado que tengo media horita para relajarme y meditar en el día. Para juntar energía para las actividades siguientes.

Guadalupe Aguiar Masuelli comentó a las 15:54, el 06 de febrero
Pero eso es simplemente posponer la espera.
Tengo un recuerdo grabado en la memoria de cuando mi hermanita (11 años menor que yo) era bebé y empezaba a cambiar su alimentación de la leche a la papilla, o sea, de mamar a comer con cuchara. En los lapsos de tiempo entre que la cuchara salía de su boca, se cargaba y volvía a entrar, lloraba como un marrano. Era muy gracioso ver cómo no era capaz de esperar, no podía entender ese "tiempo perdido" entre bocado y bocado. hasta que lo entendió, como todos.
Igual creo que la espera no deja de tener cierto encanto- Ciertas esperas, claro. Dejando de lado el objetivo de amansamiento y de marcada superioridad que suele tener el que hace esperar (que no es poco, ya sé), la espera puede convertirse en un momento creativamente (y personalísimamente, íntimamente) útil.
Volviendo al tema de la existencia de Dios fuera o dentro del inconsciente, este ejemplo que pone Zizek sobre el niño que se ve obligado por el padre a ir a ver a su abuela, y eso le da la libertad de revelarse posteriormente contra eso, creo que la espera, invirtiendo los roles del poder, puede convertirse en un arma del paciente, al punto de agarrar el banquito e irse en el último instante de su condición. Porque dejar de esperar es llegar al día 100 y conseguir su objeto anhelado. Agarrar el banquito e irse no es dejar de esperar, es irse a esperar otra cosa.

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